carta 11: y a orillas de un río su fe lo hizo llegar

De chica me encantaba cuando me tocaba la tarea de calcar los mapas para mi cuaderno de geografía. Tinta china, papel de calco y el contorno de Argentina impreso en el manual. Para mí era como una cara de perfil que se estaba riendo, con nariz de payaso, un cuerno en la frente y unSigue leyendo «carta 11: y a orillas de un río su fe lo hizo llegar»

carta 10: estoy parada en el medio de la vida

Y a esta altura yo me pregunto ¿qué hago acá? Y vos tal vez me digas: fuiste allá para ganar ¿no? Ganar en Euros, en calidad de vida, ganar en seguridad, en experiencia. Pero en cambio tengo ese sabor agridulce, casi amargo, como si hubiera ganado algo, sin mérito. Que es como perder para adentro.Sigue leyendo «carta 10: estoy parada en el medio de la vida»

carta 9: no elegí este mundo, pero aprendí a querer…

¿Sabés lo que me rechifla todavía? Que me pongan un sólo sobrecito de azúcar. ¿Por qué uno? En mi rrioba el feca se sirve con dos sobrecitos. Dos. ¿No ves que necesito dulzura? Y por una boludez así, ya te ataca la nostalgia. Y vos me dirás ¿nostalgia de qué? Primero son los olores, todoSigue leyendo «carta 9: no elegí este mundo, pero aprendí a querer…»

carta 8: son igual a mí

¿Te acordás qué fácil era la lección de geografía cuando todo al Este, paredón y después, se llamaba URSS, Checoslovaquia y Yugoslavia? Acá me tuve que aprender los gentilicios que nadie me enseñó en la escuela. Y ya me sé por fin cuáles son todos los países de África y me enteré que Surinam, estáSigue leyendo «carta 8: son igual a mí»

carta 7: si no podés cambiar vas a pasarlo mal

La retórica que dominamos es llevar la contra. Costumbres argentinas es decir ¡no! Si no hay pasión ni lucha, te aburrís. Sos un emocional incondicional, un chinchudo. Fértil para la demagogia y fanático de vocación. Sentir hasta resistir. Tan sabelotodo, pero todavía no aprendiste a negociar. O no podés: estás completo en lealtades. Inflexible. CreyendoSigue leyendo «carta 7: si no podés cambiar vas a pasarlo mal»

carta 6:  no llores por las heridas

Todavía no entiendo los horarios de apertura ni de cierre. Tampoco termino de aprenderme los feriados. Al final me entero de prepo: siempre coinciden con los días que decido ir al super. 2 de abril, 25 de mayo, 9 de julio, pasaron a ser días normales como cualquier otro, pero igual me siento rara. ElSigue leyendo «carta 6:  no llores por las heridas»

carta 5: hace frío y estoy lejos de casa

Lo que todavía me fascina es la semántica de las calles, sin rúbrica militar ni escalafón. No hay avenidas coronel ni general, no hay plazas comodoro ni almirante, ni siquiera un callejón sargento. ¡Los nombres eran tan ingenuos, frescos! Calle luna, calle viento; calle estrecha, calle ancha. Pero pronto aparecieron los césares, las marquesas, losSigue leyendo «carta 5: hace frío y estoy lejos de casa»

carta 4: escucho un tango y presiento que soy yo

Estoy chocha. Con sólo cambiar de hemisferio, mi talla de bombacha se redujo al instante. Pero nada es perfecto. Por relación inversamente proporcional, los pies me crecieron dos números. Lo que sí me hace sentir bárbara, es haber dejado allá, la tirante boludez de tener que estar re-flaca, re-divina, re-rubia y con un culo deSigue leyendo «carta 4: escucho un tango y presiento que soy yo»

carta 3: yo soy de la Cruz del Sur

Tu solución burocrática para camuflarte no va a funcionar. Todo lo contrario, resalta lo imposible de una identidad fácil: tu flamante pasaporte de la Unión Europea, no coincide con el país de Europa donde aterrizaste, el país no concuerda con tu apellido de origen europeo, tu apellido no se corresponde con tu idioma de herenciaSigue leyendo «carta 3: yo soy de la Cruz del Sur»

carta 2: cuando me fui no me alejé

Un extraño y viejo poder nos centrifuga desde siempre sin fatigarse. Algunos resistieron y aún resisten. Otros, somos eyectados. Sin quererlo. O queriéndolo. Como diminutos meteoritos que pasan inadvertidos, caemos en tierras bisabuelas. Ahora el mar es una larga separación. Tu nuevo estado civil: inmigrante. Y pasó mucho antes, lo que te está pasando. Por culpa del jet lag, no seSigue leyendo «carta 2: cuando me fui no me alejé»