carta 12: el karma de vivir al sur

¿Sabés qué? Hay una incómoda ventaja de crecer en el tercer mundo. Desde purrete, ya te das cuenta que te están mintiendo. El contraste pobreza/riqueza es tan irreverente, que sea del lado que te toque estar, ya huele a podrido nomás nacer. Algo está descompensado. Y como sos pendeja, no mirás para otro lado, no. Todo lo contrario, este desequilibrio va a ser la causa de una investigación profunda. Una ruta que vas a tomar y nunca vas a abandonar. Por más que en clase te enseñen que tenemos los cuatro climas, las cataratas, las vaquitas, el Perito Moreno, nadie te da ninguna explicación de por qué hay un pibe como vos apoliyando en la calle. ¿Por qué no viene a la escuela? ¿Por qué lleva un trapito en vez de una bici? ¿Nadie le compra una Patoruzito, un Anteojito, una Billiken? Tu vida está recién empezada y ya tenés un cielo adverso, un alba incierta y te sentís en falta por penalti. Te hacés la promesa que vas a descubrir la causa. ¿Por qué si hay para todos, algunos se quedan afuera? Están partiendo el mundo por la mitad. No te queda otra que hacer un pacto para vivir: vas a luchar contra eso. Mientras tanto, todas las noches en tu cuarto, dedicás una plegaria para aquel niño dormido. Pero pronto empezás a sospechar. Si el mundo está mal y hay que arreglarlo, pero nadie hace nada… ¿entonces significa que todos los adultos que me rodean están fingiendo o disimulando? O peor aún ¿son cómplices?… Porque todavía no se te cruza por tu mente infantil que puedan ser indiferentes, conformistas, inútiles o simplemente que estén tan alienados… Y después te decís, yo solita tan chiquitita para arreglar todo este quilombo… ¡ni hablar! Así aprendés que hay que fingir para vivir. Y en ese momento, dejás de ser pendeja. Verás que todo es mentira, que al mundo nada le importa…¡Yira!… ¡Yira! Eso sí, lo que perdí en ingenuidad lo gané en compasión. Con los años comprendí, que cada uno hace lo que puede con lo que le toca en suerte. Y preparáte, habrá mil desengaños más. Y es que esta es mi corteza donde el hacha golpeará. Y sin embargo, uno busca las respuestas… lleno de esperanza. Será la fe, que me empecina… Será mi afán, de dar amor… Aunque sé que tarde o temprano, sin quererlo, yo también voy a hacerte daño. Las preguntas son ahora tan distintas. ¿Dónde estás? ¿Dónde voy? Desahuciada tuve que marchar. Solo le pido al futuro que no me encuentre vacía y sola, sin haber hecho lo suficiente para que al menos un niño dormido… despierte feliz.

2 comentarios sobre “carta 12: el karma de vivir al sur

Deja un comentario