¿Sabés lo que me rechifla todavía? Que me pongan un sólo sobrecito de azúcar. ¿Por qué uno? En mi rrioba el feca se sirve con dos sobrecitos. Dos. ¿No ves que necesito dulzura? Y por una boludez así, ya te ataca la nostalgia. Y vos me dirás ¿nostalgia de qué? Primero son los olores, todo huele diferente. Nada de perfume de yuyos ni de alfalfa. Todas van de muget y yo salvaje flor de cardo. De los sabores, ni hablar. Aquel mordisco de ese triple de miga atajado con dos manos. Esa empanada de dorapa que te chorreaba por la manga. Doble queso en el precipicio de una pizza la noche del domingo, antidepresivo y anti-mufa sin dosis mínima. Hasta los caramelos media hora vas a extrañar. Y si hablamos de sonidos, acá todos los ruidos son distintos. No tiemblan las baldosas, ni hay rezongo, ni siquieraun gorrión sentimental. El tráfico es silencioso y sin firuletes. No chista el fueye del bondi. No hay canto de botellero ni flauta de afilador. Sin grito de piberío detrás de alguna pelota desinflada. Menos, la promesa de un asado. Esas calles desganadas del barrio. Veredas rotas que yo pisé, salpicadas de boletos, tapitas y chicle. Nunca más una colección de venenitos aplastados en la suela de mis zapatillas. El fácil sosiego de los bancos de tus plazas. La tertulia de siempre a la sombra de tus bares. Vieja pared y viejo almacén. Melancolía de sauce sobre río marrón dulce de leche. Y ahora caigo en la cuenta que ya tenía nostalgia antes de venirme. Esas cosas perdidas desde la infancia ¿viste? ¿Qué fue de las bergamotas y de los bichos canasto? ¿Dónde fueron a parar esas pegajosas telarañas voladoras que tu primo las llamaba babas del diablo, sólo para asustarte? ¿Qué pasó con los bichitos de luz? Ya no hayluciérnagas curiosas parami consuelo. Si Gardel escribió sus versos más enamorados contemplándote desde París, yo también estoy suspirando por vosbajo el sol de otro cielo. ¿Tenía que alejarme tanto para darme cuenta cuánto te quiero? Te busco. En las calles, en la gente, en la música, en las cosas. Forzando cada pieza cotidiana dentro de un mosaico sólo para reconstruirte.No hay sitio donde no estés. Mientras voy mezclando esta baraja hecha de voces en mi recuerdo. Irreverencia de Charly, la mística de Spinetta, simplicidad de Calamaro, narrativa de Fito, la rima de Cerati, la voz inigualable de Indio y de Luca. ¿De qué me sirve tanta añoranza? Tal vez para maquillar la cruda realidad: mañana es lunes y hay que laburar. ¡Pero qué dulce el recuerdo! Con qué nobleza corrige las vergüenzas de los días. Un país está en mí como un poema. Nadie vio la hermosura. Unánime. Hasta que llegó esta distancia.